Esta entrada está inspirada en algo que me pasó hace tiempo cuando salí de fiesta con unas amigas. Estábamos en un bar, y cuando fui a la barra a pedir algo, un chico se me acercó y de buenas a primeras me dijo “¿Qué pequeña eres no?”. Y eso fue todo. Después de contestarle lo más educadamente que pude, cada uno se fue por su lado. Quizás el se fue pensando que me había ayudado al decirme eso –como si yo no lo sabría, ¿hola? Pero lo que sí que se es que esa situación tan surrealista me dejó tocada..
El hecho es que me dio por pensar que aunque me gustaría ser unos (cuantos) centímetros más alta, ser bajita también tiene sus ventajas. Si como yo hay veces en las que pasáis por la fase “porque no comí más petite suisse de pequeña”, seguid leyendo..
1. Puedes comprar la ropa en Zara Kids. Yo lo hago y no me da vergüenza reconocerlo.
2. Siempre parecerás más joven que todas tus amigas. Si te piden el DNI, es tu día de suerte.
3. Te puedes colar en un txiki park. Nadie sospechará de ti.
4. ¿Alguien ha dicho tacones de 15 centímetros?
5. Aunque no es una ventaja, si es un consuelo: siempre habrá gente más bajita que tú
Es cierto que nos perdemos muchas cosas ahí arriba, pero también tenemos nuestras ventajas. Piensa que de haberlo sabido podrías haber hecho de extra en Charlie y la fábrica de chocolate como un umpa lumpa más. Habría estado bien..
claro que si!! arriba las bajitas jajaja